Nos impactan las imágenes de la muerte de Gadafi, y no es para menos. Pero lo que nos impacta realmente no es ver como matan a alguien, a eso por desgracia estamos de sobra acostumbrados, sino ver el contraste entre el Gadafi grandioso, intocable, semi-dios y el Gadafi que ruega por su vida igual que lo haría el más pobre y mísero de los humanos. De esto podemos deducir que la grandiosidad o la miseria no es más que psicológica y que el más pobre puede ser el más rico si él así lo contempla y es feliz con lo que tiene, sin embargo el que es rico puede sentir que no gana lo suficiente o que no tiene lo suficiente para ser feliz. Por mucho que me cueste admitirlo los de Ikea tienen razón: "no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita".
No hay comentarios:
Publicar un comentario